martes, 29 de noviembre de 2011

LA DISTANCIA

Entre tu y yo hay un espacio físico y geográfico que puede ser estrecho o amplio, sin embargo más allá de ese espacio, LA DISTANCIA que nos une o quizá nos separa es una dimensión ilusoria, relativa y producto de nuestra interpretación muy personal, que a su vez es alimentada por nuestros sueños, temores, anhelos y creencias.


Tu estas tan cerca de mí como yo lo elijo, por que la distancia que yo siento respecto de ti, no tiene que ver contigo, ni con tu posición geográfica, ni siquiera con tus pensamientos, ni sentimientos. Tu cercanía o lejanía respecto de mi, depende de como yo lo siento, de que tan presente te tengo, de la densidad e intensidad con la que te percibo y como te respiro.


Podrías estar justo a mi lado y sin embargo sentirte tan lejos y distante, o puedes estar en el otro extremo del planeta, inclusive de la galaxia y sentirte tan cerquita de mi, tan dentro de mi, tan conmigo.


Así mismo yo estoy tan cerca de ti, como tu elijas, lo cercano o lejano que me sientas o percibas, no depende de mi, depende solo de tu elección. Yo podré hacer mil maromas para llamar tu atención o para darte cualquier mensaje que yo desee, sin embargo solo depende de ti, verlo, escucharlo o ignorarlo.


No me reproches por la distancia que tengo de ti, ni siquiera sientas culpa por la distancia que guardas para conmigo, así como yo suelto la culpa y el reproche de la distancia que guardo contigo, por que hoy comprendo que la distancia entre tu y yo es mi elección, como tan tuya la opción de acercarte o alejarte de mi.


Quizá elijas alejarte de mi, como quiera que sea yo estoy muy cerca de ti, incluso me atrevo a asegurar que tan cerca estoy de ti, que ya soy una parte de ti, tanto como tu eres una parte de mi.


A ti que me lees, reflexiona a que distancia te mantienes de tu pareja? de Papá? de Mamá? de tus hijos? de tus amigos? de cada ser a quien dices amar o tener afecto? (incluso aunque físicamente alguno de ellos ya no este en este plano).


JIMC

martes, 11 de enero de 2011

SALTANDO PARA AGARRAR LA ESCALERA


¿Podemos tenerlo todo?

¿Debemos renunciar a algo para obtener lo que queremos?
Muchos de nosotros estamos resignados a quedarnos estancados en nuestro trabajo, a conformarnos con alguien que calienta nuestra cama aunque no caliente nuestro corazón, a dejar nuestras pasiones a un lado para llevar una “vida normal”. Permitimos que las estadísticas, las autoridades, la desesperación y las viejas voces del pasado nublen nuestra visión del futuro.

La Luz quiere darnos todo, sin embargo nosotros nos limitamos. Ya sea porque hayamos permitido a alguien que nos diga que no podemos tenerlo todo o porque algunos fracasos percibidos nos hayan convencido de tal cosa, este pensamiento limitado es precisamente la razón por la cual al final tenemos que renunciar a algo. No creemos que lo podemos tener todo. Si tan solo empezáramos con un deseo firme e implacable de darnos un diez en todas las áreas de nuestra vida, entonces empezaríamos a subir el listón.

Pero el problema es que estamos resignados al hecho de que, aunque podemos experimentar un éxito ilimitado, nuestro éxito debe estar limitado a una o dos áreas de nuestra vida.

Recuerdo que cuando era un niño era muy bueno en matemáticas, pero si me mostrabas un libro de inglés no había nada que hacer. En cierto momento de mi curso escolar tuve un profesor que me hizo sentir un inútil en lectura y escritura, así que dejé de intentarlo y me resigné a ser un mago de las matemáticas.

Sin embargo, años más tarde, cuando las notas ya no importaban, descubrí que tenía cosas que decir con las que la gente podía identificarse. Encontré una forma de comunicar estas ideas en libros y, efectivamente, la gente respondió a ellas. Estoy seguro de que tú también experimentaste la misma emoción cuando descubriste que podías ser muy bueno en algo en lo que pensabas que eras malísimo.

Esta semana, el universo quiere que aprendamos que:

Podemos tenerlo todo.

¿Por qué no? Reconsidera lo que esperas de la vida. Y haz algo revolucionario. Puedes hacerlo reconectándote con algo por lo que una vez te apasionaste, o desconectándote de algo que está apagando tu fuego. Deja un mal hábito. Retoma un antiguo hobby. Simplemente haz algo que te ayude a reconectar con esa parte de ti que sabe que no hay límites.