domingo, 8 de enero de 2012

La Aprobación

Por muchos años me he esforzado afanosamente por contar con la aprobación de los demás, en diferentes momentos he buscado la aprobación de mamá, papá, la pareja en turno, los amigos, la familia, la comunidad, el circulo religioso, los maestros, los patrones, los compañeros de trabajo, los clientes, los proveedores, los inversionistas, los empleados, los hijos.... y la lista es interminable, inclusive para ser honesto, me pregunto si en este momento mi ego no esta ávido de contar con la aprobación de los lectores de estas líneas.

Es un hecho que es muy común que las personas (dada nuestra herencia cultural y programación educativa social) busquemos la aprobación colectiva, vendiéndonos a otros y comprándolos en algún momento dado.

De ello se desprende que a veces no sea capaz de atinarle al gusto de los demás y que a veces el quedarme callado, o expresarme, o reír, o llorar, sea mal recibido y ¿te digo algo? me ha sido muy doloroso aceptar y comprender que jamás le voy a atinar, que mientras siga queriendo tener la aprobación del otro, seguiré perdiendo el tiempo y lo peor es que en el afán de querer agradar a otro (y no lograrlo) pierdo mi identidad y dejo de estar bien conmigo.

Derivado de lo anterior, estoy resuelto a ser fiel a mis principios y congruente en mi vida, esto implica que lo que pienso, digo y hago sea una misma cosa,  al margen de que ello agrade o no a otras personas, más que enfocarme en obtener la aprobación del otro, me ocuparé en darle mi servicio sin esperar nada a cambio.

Por lo tanto, ¿En que te puedo apoyar?

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